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jueves, 7 de abril de 2011

EL DILUVIO: ¿VERDAD O FICCIÓN?

Preguntas:Yo acepto por fe todo lo que enseña la Biblia, pero ¿cómo exponer a otros que es digno de crédito el relato del diluvio, según Gén.6-8? ¿Cómo se explica que en el arca hayan cabido ocho personas, una pareja de cada especie animal (7 de los limpios), además de todas las provisiones necesarias para alimentarse durante varios meses? ¿De dónde salió tanta agua para cubrir toda la tierra, hasta los montes más altos? ¿Dónde se metió toda esa cantidad de agua después?
R. M.
Respuesta:
El relato del diluvio sí puede y debe ser creído.
Es digno de crédito, en primer lugar, porque lo afirma la Palabra de Dios, que no miente.
En segundo lugar, es digno de crédito “Porque ninguna cosa es imposible para Dios” (Luc.1:37), de modo que Él puede hacer, y ha hecho, obras milagrosas que están más allá de lo que permiten las leyes naturales conocidas por el hombre; así que, habiendo sido el diluvio algo determinado por Dios, bien pudiera haber sido un hecho milagroso no mayor que el milagro de la creación, cosa ésta que nadie puede negar, pues está a la vista de todos para que lo contemplemos con admiración.
En tercer lugar el relato del diluvio es digno de crédito porque, sin dejar de ser un milagro, fue un acontecimiento que cabe perfectamente dentro de lo que humanamente consideramos posible, ya que Dios también suele usar las leyes naturales que Él mismo ha formulado. Consideremos esto, pues, desde un punto de vista natural y lógico.
La Biblia dice que el arca tenía tres pisos, y sus dimensiones eran 300 codos de largo por 50 codos de ancho. (Tengamos en cuenta que no fue construida para navegar, sino sólo para flotar). Se calcula que el codo tiene aproximadamente 45 centímetros, así que las dimensiones del arca eran de unos 135 metros de largo por 22 ½ metros de ancho, o sea, unos 3,037 metros cuadrados de superficie en cada piso. Multiplicando esto por los tres pisos, daría una superficie total disponible de más de 9,000 metros cuadrados. Además, los aproximadamente 14 metros de altura que tenía el arca permitían que en cada piso se hiciesen muchos compartimentos superpuestos para aprovechar mejor el espacio disponible.
En el arca no tuvieron que entrar los animales acuáticos, sino las aves y demás animales terrestres, de los cuales hay cientos y cientos de especies, pero no necesariamente tuvieron que entrar una pareja de cada raza* dentro de una misma especie, pues las distintas razas fueron surgiendo después debido a diferentes circunstancias, sobre todo de orden climático.
Por otro lado debemos considerar que los animales que entraron al arca no necesariamente eran animales adultos; muy bien pudieran haber sido «animales bebés», lo cual no sólo haría que ocuparan mucho menos espacio, sino también que consumieran menor cantidad de alimentos y que no hubiese necesidad de aislarlos para proteger a unos de la agresividad de otros. De este modo hubo suficiente capacidad disponible como para que Noé y su familia, así como las diversas especies de animales y la carga de alimentos para todos ellos cupieran perfectamente dentro del arca.
Es muy posible que el diluvio haya sido acompañado de fuertes movimientos telúricos, pues según el relato bíblico, Dios hizo que fueran “rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas” (Gén.7:11). Esto se puede entender como que las aguas brotaron con fuerza debido a la presión que sobre los depósitos subterráneos ejercieron las masas de rocas movidas por el sismo. Por otra parte, la enorme cantidad de vapor de agua contenida en la atmósfera se condensó y precipitó en forma de lluvia.
Dirá alguno: “Pero por mucha agua que haya brotado de los manantiales, y por mucho que haya llovido durante esos 40 días, no es creíble que el nivel de las aguas haya subido 7 metros más arriba del monte Everest con sus 8,848 metros de altura sobre el nivel del mar”. Eso es cierto, pero también debe ser tenido en cuenta que las montañas no siempre han tenido la forma ni la altura que presentan actualmente.
Según Gén.1:9 y 10, fue en el tercer día de la creación que Dios hizo que las aguas se juntasen en un lugar y se descubriera la seca. Eso indica que antes de ese día las aguas cubrían toda la superficie de la tierra, y que ésta era más o menos «llana», o sea, sin relieves de mayor importancia. Mediante movimientos sísmicos Dios hizo que la superficie terrestre se hundiera en algunas partes y se levantara en otras, formando así las depresiones marinas y haciendo emerger las islas y los continentes con sus diversas elevaciones, que no necesariamente eran tan altas como ahora, ya que a través de los siglos la superficie de la tierra ha seguido siendo modificada por los sismos. Durante el diluvio pudo haber ocurrido algo semejante a lo que ocurrió en ese día tercero de la creación, pero a la inversa, de modo que las tierras altas se sumergieron en distintos sitios y los lechos marinos fueron empujados hacia arriba nuevamente, haciendo que el nivel de las aguas subiese considerablemente, ayudando esto a cubrir todas las elevaciones que habían en aquel entonces en la tierra.

¿Que dónde se metió después toda esa inmensa cantidad de agua? Bueno, es sabido que el planeta todavía está perdiendo agua, pues ésta se está escapando hacia el espacio exterior en forma de vapor, pero supongo que eso sea en poca cantidad. Es sabido también que hay una enorme cantidad de agua acumulada en los polos formando gigantescas montañas de hielo, que si se derritieran todas a la vez, haría subir considerablemente el nivel de los mares. Pero la mayor cantidad del agua permanece todavía en los océanos, cuyos lechos descendieron nuevamente como en el tercer día de la creación. En el océano Pacífico, por ejemplo, está la fosa de Las Marianas, con cerca de 11,000 metros de profundidad. En el Atlántico está la Hoya de Puerto Rico, con una profundidad de más de 8,000 metros, y hay otras parecidas, como la Hoya de Java, en el Indico, y la Hoya de Eurasia, en el Artico.

En el principio, cuando las aguas cubrían toda la redondez de la tierra, no fue difícil para el Todopoderoso hacer bajar su nivel; tampoco le fue difícil hacerlo subir en los días de Noé, ni le fue difícil después hacerlo bajar de nuevo, esta vez con la promesa de no repetir otra vez la experiencia del diluvio. Así lo reconoció el salmista cuando dijo:
“Él [Jehováh] fundó la tierra sobre sus basas; no será jamás removida. Con el abismo,** como con un vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas. A tu reprensión huyeron; al sonido de tus truenos se apresuraron; subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fundaste. Pusístele término [a las aguas], el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.” Sal.104:5-9.
Ob. B. Luis, Junio 9 de 1996

* Solamente entraría una pareja de perros, no necesariamente una pareja de cada una de las varias razas de perros.

** Algunas versiones traducen «océano» en lugar de abismo.